miércoles, 20 de mayo de 2009

Risueña

Me estorba tanto tu sonrisa malagradecida.
Sí, esa que sigue ahí al lado del odioso árbol de navidad,
justo donde la dejaste.
¿Te pido un favor? No dejes el jabón lleno de pelos, es aborrecible
y me estorbas más… hasta entre las gotas que caen sobre mi espalda
y sobre esas otras, tan inútiles, que no logran caerme ni en los pies.

Ahora que lo pienso, te ordeno que no mientas; ya he visto cómo
tu mirada penetrante en el cuaderno es para mí.

Vámonos, estamos a punto de llegar.